La mayoría de la gente piensa que las novelas ligeras o light novels son un fenómeno muy reciente de las últimas décadas (además de no tener claro lo que son). Sin embargo, sus orígenes se pueden rastrear hasta principios del siglo XX. En este artículos veremos la historia de las novelas ligeras, su evolución, las primeras obras destacadas, su aumento de popularidad, y su llegada al mainstream cultural japonés.
Así pues, acompáñame en este viaje, porque nos tendremos que subir en una máquina del tiempo que nos llevará a 1916. Sí, has leído bien. Viajaremos más de cien años al pasado.
Lo japonés y lo pulp
La historia de las novelas ligeras no empezó en los años 80 o 90, sino mucho antes. Entre 1910 y 1950 se publicaban en Japón revistas pulp que fueron el germen de todo lo que sucedería a lo largo del siglo.
El pulp, denostado por la crítica en sus orígenes (que no lo consideraba «literatura de verdad»), aunque redescubierto en las últimas décadas, hace referencia, por una parte, a revistas baratas y de consumo popular, y por otra a las historias que en ellas se publicaban. De entre los muchos autores occidentales que escribieron en revistas pulp, podríamos citar a Isaac Asimov, Ray Bradbury, Frank Herbert, o Robert E. Howard.
Aunque el origen de este movimiento es anglosajón, hizo eco en muchos otros países. Así pues, y de forma paralela a sus hermanas estadounidenses (como la famosa Weird Tales, para la que escribió H. P. Lovecraft), en Japón también existían revistas pulp llenas de relatos de fantasía, ciencia ficción y detectives.
Los orígenes de las novelas ligeras
Algo muy significativo es que, ya en aquel entonces, los escritores de las revistas pulp estaban abiertos a la influencia occidental (sobre todo les gustaban obras como 20.000 leguas de viaje submarino, de Julio Verne, y Los crímenes de la Rue Morgue, de Edgar Allan Poe), a la vez que mantenían un espíritu eminentemente japonés. Este fenómeno es también característico de las novelas ligeras de finales del siglo XX, que toman elementos de la cultura occidental, pero los reinterpretan a través del prisma nipón.
De esta lejana época podemos destacar Ogon Batto (1930), de Takeo Nagamatsu (curiosamente, uno de los primeros superhéroes de la historia, anterior incluso a Batman y Superman), y las historias del detective Homura Soroku (1937-1938), de Sano Soichi (el cual, por supuesto, se inspiró en el Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle). Por último, y como precursores de un género que el imaginario popular siempre asocia a Japón (las magical girls), existían relatos de magical childs, o niños con súperpoderes, como por ejemplo Madojiden (1916) de Murajama Kaita.
Precisamente, Madojiden (que nos cuenta la lucha entre dos espers japoneses), es uno de los primeros ancestros de las modernas novelas ligeras que podemos disfrutar en la actualidad.
La evolución de lo pulp en Japón durante la posguerra
Después de que terminara la II Guerra Mundial en 1945, y a la vez que se desarrollaba el manga moderno, las revistas pulp japonesas comenzaron a diferenciarse cada vez más de las anglosajonas, y a tener una estrecha relación con el incipiente mercado del cómic. Para la década de los 70, casi todas estas revistas habían abandonado las ilustraciones tradicionales y habían adoptado la estética manga y anime tan característica.
El punto de inflexión, y que plantó los cimientos de todo lo que vendría después, fueron los años 80. Fue durante esta década cuando las historias de estas revistas comenzaron a publicarse de forma independiente en formato de novelas, algunas de ellas con ilustraciones.
De este período hay que destacar La heroica leyenda de Arslan (1986-actualidad), saga de novelas de fantasía épica de Yoshiki Tanaka con ilustraciones de Yoshitaka Amano; Crónicas de la Guerra de Lodoss (1988-1993), de Ryo Mizuno (franquicia inspirada en Dungeons & Dragons y los RPG’s); pero sobre todo Slayers (1989-2000, 2018-actualidad), de Hajime Kanzaka e ilustrada por Fujimi Shobo, obra que parodia los tópicos de la espada y brujería tradicionales.
Estas últimas novelas ligeras fueron adaptadas a una serie de anime considerada actualmente de culto. En España fue conocida como Reena y Gaudi, y se emitió durante los años 90.
Haruhi Suzumiya y la Brigada SOS
A pesar de las buenas ventas de algunas de estas sagas, el mercado de las novelas ligeras seguía siendo muy minoritario durante los años 90, al menos en comparación con otras formas de entretenimiento como el manga y el anime. Sin embargo, en 2003 llegó un terremoto que cambió para siempre el panorama: la publicación de La melancolía de Haruhi Suzumiya, escrita por Nagaru Tanigawa e ilustrada por Noizi Ito, una divertida historia de ciencia ficción, misterio, y fenómenos paranormales.
El éxito sin precedentes de Tanigawa ayudó a que otros novelistas siguieran sus pasos, e hizo que los editores se dieran cuenta de que las novelas ligeras resultaban rentables. Para 2007, el primer volumen de Haruhi Suzumiya había vendido más de 4 millones de copias, y en total se han impreso 16,5 millones de ejemplares de la serie en 15 países, 8 millones sólo en Japón.
La edad de oro de las novelas ligeras
Después de Haruhi Suzumiya surgieron otras novelas que se ganaron a su público por derecho propio. Un buen ejemplo es Fate/Zero (2006-2007), escrita por Gen Urobuchi e ilustrada por Takashi Takeuchi, un thriller psicológico de fantasía oscura basado en Fate/stay night, la visual novel de Type-Moon.
Precisamente, 2006 es una fecha clave, ya que desde ese año aumentaron las ventas de las light novels a nivel mundial. De tal forma que, hoy día, toda una generación de jóvenes japoneses (y cada vez más de otros países) están descubriendo el placer de la lectura gracias a las novelas ligeras.
La lista de obras y autores es tan larga, en un medio que se ha vuelto tan prolífico, que resulta complicado nombrarlos a todos. Existen novelas ligeras para todos los gustos: de comedia, drama, romance, erotismo, ciencia ficción, fantasía, policíacas…
Entre las más populares, podría citar Monogatari, Goblin Slayer, Re:Zero, KonoSuba, SAO, Overlord, Tate no Yuusha no Nariagari, Tensei Shitara Slime Datta Ken, Youjo Senki, o Imouto Sae Ireba Ii. Todas estas sagas se caracterizan por su larga duración, gran número de volúmenes, y por haber sido adaptadas a distintas series de anime.
En definitiva, el futuro de esta forma de expresión artística se presenta brillante, ya que nos encontramos en la edad de oro de las novelas ligeras.
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