Vuelve Saitama. Vuelve One Punch-Man. Casi cinco años después de su primera parte, y con multitud de problemas por el camino (entre ellos, cambio de estudio de animación), el héroe regresa a su trono en la Temporada de Primavera 2019.
Mucho se ha criticado esta nueva etapa de One Punch-Man, sobre todo por compararla con su predecesora. Pero, ¿son merecidas estas críticas? ¿O por el contrario se han exagerado sus defectos? Lo veremos en este análisis de One Punch-Man 2.
One Punch-Man: un calvo con capa
La leyenda de Saitama tiene un origen tan inspirador como emotivo. Su historia comenzó como un modesto webcómic del artista ONE en 2009 que, contra todo pronóstico, tuvo una increíble popularidad en Japón. Hasta el punto de que, tiempo después, fue adaptado a manga (con un dibujo espectacular) por parte de Yusuke Murata. En España lo publica Ivrea desde 2015.
Por otra parte, el primer anime de One Punch-Man corrió a cargo de Madhouse (Death Note, No Game No Life…), y nos dejó a todos con la boca abierta durante la ya lejana Temporada de Invierno 2016. Pocas veces en la historia del anime se había logrado un nivel de animación semejante. Semana tras semana, y sin decaer un ápice, Madhouse nos pulverizaba a puñetazos visuales hasta dejarnos exhaustos.
En definitiva, One Punch-Man es una obra que, a pesar de que se la tacha a menudo de infantil o superficial, me emocionó muchísimo en su época, y le tengo cariño. Por ello, me asustaba un poco que la nueva adaptación se cargara el espíritu épico tanto del manga, como del anime original.
Imperfecta, pero decente
Gracias a Dios (Saitama), no fue el caso. Aunque siendo honestos, la pérdida de Madhouse por parte de esta franquicia fue un duro golpe, ya que me hubiera encantado volver a disfrutar de su tremenda animación. Sin embargo, el trabajo de J.C.Staff me resulta más que decente. Recordemos que es el mismo estudio que adaptó de forma brillante Prison School y Toradora.
Lo cierto es que, cuando se analiza la serie de forma fría, y aislada de su contexto, se llega a la conclusión de que One Punch-Man 2 es espectacular. El problema es que tenía que competir con una primera temporada demasiado buena para los estándares del anime (sin contar largometrajes). De tal forma que, hiciera lo que hiciese J.C.Staff, su apuesta siempre sería peor que la de Madhouse.
Voy derechito al vicio de One Punch-Man 2
Admitámoslo: sí, la animación de esta segunda temporada es peor que la de la primera. Eso resulta tan obvio que creo que no hace falta ni profundizar en el asunto. Pero tampoco es tan mala como algunos aseguran, al menos a mi juicio. La serie sigue teniendo momentos memorables donde pueden lucirse los animadores.
Además, en esta etapa de la historia, y al igual que sucede en el manga, las relaciones entre los personajes (que aumentan poco a poco de número) tienen más peso que en la primera. Por lo que entre pelea, y pelea, hay hueco para algún momento emotivo, que disimula en parte la bajada de calidad artística.
Esto, aunque no le debe servir de excusa a J. C. Staff, sí que le permite al estudio jugar con un cierto margen de ventaja con respecto a sus predecesores. Ya que, como se puede deducir, sus recursos son limitados.
En resumen: yo me lo sigo pasando como un niño pequeño viendo a Saitama repartiendo puñetazos. Puede que la animación de J. C. Staff no llegue al nivel de Madhouse, y desde luego no es ni la sombra del dibujo de Yusuke Murata, pero eso no quita que sea un shonen con una calidad que ya quisieran otros. Así pues, si amas a Saitama, y te lo pasaste bien con la primera parte, desde luego que disfrutarás de One Punch-Man 2.
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